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Carne cara? Aprende a reemplazarlo en tu plato

Escrito en abril 20, 2022 | Autor: Rodrigo
Carne cara? Aprende a reemplazarlo en tu plato

Frente a la inflación galopante a la que se ve sometida la Argentina desde hace años, el simple acto de comer se ha convertido en un sacrificio diario cada vez mayor, especialmente en la mesa de los millones cada vez más pobres.

Comer carne, entonces, es prácticamente un artículo de lujo. Como esa rara visita a un restaurante más refinado para tener el inolvidable placer de degustar un buen vino y unas lonchas de picanha.

Las estadísticas más recientes de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) revelan variaciones superiores al 215% en el precio de los cortes de carne comunes -solomillo y otros cuartos traseros-, los más baratos entre los caros.

OK, VOY A CAMBIAR POR OTRA CARNE

Es la solución natural para aquellos que quieren mantener algo de carne en su plato, excepto, por supuesto, la ternera. Pero el de pollo no se queda atrás en precios. El valor promedio del pollo saltó de $99 a $265 – 167%, también entre enero de 2020 y 2022.

Si pensó en cambiarse a la carne de cerdo, prepare su bolsillo: el valor promedio de $256 está en el rango de $641 – 150% más. ¿Y el pescado? Bueno, estos son aún más asequibles a pesar de la inflación. Especialmente si se captura directamente.

ALTERNATIVA CARA

Para no quedarse sin proteína cárnica, muchas personas han recurrido a alimentos a base de soya, que además son ricos en aminoácidos, esenciales para la alimentación diaria de un pueblo afectado por la desnutrición económica y alimentaria.

Pero el insistente aumento del valor internacional de la soja ha golpeado el precio de los alimentos derivados en Argentina. Leches, quesos y hasta carnes a base de esta oleaginosa tienen precios elevados.

¿Y LOS HUEVOS?

Sin carne de origen animal y carne de origen vegetal, se consumía huevos que, producidos por las aves, garantizan una importante reposición de proteínas y son fuente de energía, especialmente para los más pobres.

El precio promedio por docena es de $217 pesos. Cuando de proteína se trata, es lo que últimamente ha llegado a la mesa del argentino. Incluidos los gallineros que se multiplicaban en las afueras de las ciudades.

POCAS PROTEÍNAS

Si el consumo de proteínas se restringe a los huevos, es importante completar la dieta diaria con alimentos que, aunque en cantidades muy pequeñas, ayuden a cumplir con el consumo mínimo diario.

Esta lista incluye almendras, maní, quinua, frijoles, lentejas, arroz, aguacates y espinacas. Artículos que se pueden encontrar en el supermercado, en la feria de la calle. La única verdura de la lista se puede cultivar en casa.

¿QUÉ PASA SI NO QUITO LA PROTEÍNA DE MI MENÚ?

Si quieres hacer una reducción radical de proteínas de tu plato para ayudar a tu bolsillo, la consecuencia será la depreciación de tu salud. Incluso los vegetarianos lo consumen y los veganos incluso lo reemplazan, en cápsulas.

Excepto si la persona no puede permitirse el lujo de pagar los alimentos ricos en proteínas, el cuerpo reaccionará a esta decisión. Las consecuencias más comunes son la pérdida de masa muscular, la aparición de edemas y descamación de la piel.

¿Y QUÉ HACER PARA NO DEJAR DE CONSUMIR?

Si la situación no es muy fácil en el presupuesto y la carne en el plato es rara en casa, la solución es recurrir a entidades -asociaciones, iglesias, sindicatos, etc.- que brinden algún apoyo alimentario, como los que ofrece el gobierno. .

Dependiendo de qué tan cerca esté de sus vecinos, otra solución es literalmente juntar las sartenes. La comida comunitaria ha sido una opción más económica y nutritiva en las comunidades, incluso para reemplazar al menos parte de la nutrición proteica.