¿Cómo ayudar a los mayores en el cuidado de las finanzas?

Las personas nacen, crecen, algunas se reproducen, otras no, y en el transcurso del ciclo de vida muchas llegan a la llamada tercera edad -contada a partir de los 60 años en Argentina y en otros países en desarrollo. Son los mayores.

Quienes llegan a esta edad experimentan algunos dilemas financieros: ¿lo que gano hoy es suficiente para pagar mis necesidades actuales y mi calidad de vida? Si no, ¿quién puede ayudarme?

La reciente reforma de pensiones de Argentina ayuda a responder la primera pregunta. El aplanamiento de las pensiones ha requerido que muchas personas mayores sigan trabajando para poder sobrevivir.

De ahí la importancia de que leas este texto. Aquí te proponemos iniciativas y reformas para que puedas colaborar en la salud económica de los mayores de tu confianza o la tuya, si ya estás entre ellos.

1 – Recursos disponibles

Cuando se superan las cinco décadas de vida, las personas suelen hacer un balance de lo que ya han logrado hasta el momento y, cuando son conscientes, de cuándo deben ahorrar para los próximos años.

De hecho, dependiendo del trabajo, salario, constitución familiar y nivel de vida que hayan adquirido hasta los 50 años, la capacidad de reserva de dinero será mayor o menor, pero no imposible.

La apertura de cuentas de ahorro o inversión en el mercado financiero se puede realizar con valores relativamente bajos. Lo más importante es estar dispuesto a reservar dinero que pueda ser necesario por adelantado.

2 – Capacidad organizativa

A medida que las personas envejecen, por lo general no tienen la misma capacidad cognitiva que antes. No es raro que este déficit se acompañe de enfermedades propias de la edad relacionadas, por ejemplo, con la memoria.

Por eso es necesario estar muy atento a cómo los ancianos cercanos a usted han estado manejando sus finanzas. Obsérvalos a diario y trata de guiarlos, siempre con calma, tiempo y, sobre todo, respeto.

Según la situación de dificultad, oriente la intervención de la familia u otras personas de la más estricta confianza. Las personas mayores son muy vulnerables a la acción de los oportunistas. Es muy importante ser consciente de esto.

3 – Atención de la salud

A medida que envejecemos, las personas son más susceptibles a enfermedades de todo tipo. De ahí la necesidad del seguimiento médico, ya sea en el servicio público o privado. Y eso tiene un costo.

En un país donde ser viejo es casi sinónimo de vivir al borde del umbral de la pobreza, la prevención es la alternativa más barata para sobrevivir a la vejez con un mínimo de dignidad humana.

La minoría más rica puede permitirse seguir pagando planes de salud que, con el avance de la edad, se vuelven cada vez más caros. Por lo tanto, todo el dinero ahorrado puede ser poco, pero necesario.

4 – Inversión social

Cada persona envejece de una manera diferente. Algunos se enferman más, otros menos. Algunos son más solitarios, por elección o necesidad, pero sin duda disfrutan de tener una vida social estando solos en el balcón.

De ahí la necesidad de que las personas mayores, dentro de sus posibilidades o las de terceros -hijos, hermanos, otros familiares y amigos- tengan algún recurso para ir a un espectáculo de su artista favorito, para viajar.

A esto lo llamamos ‘inversión social’. La socialización es importante para la salud mental de las personas mayores. No hay dinero que se pueda pagar por la felicidad de los que amamos, especialmente en la vejez.

¿Y AHORA?

Su siguiente paso es investigar cómo manejan sus finanzas las personas mayores con las que vive. Hable con ellos, pregúnteles si tienen alguna dificultad y, de ser así, refiera la situación a los familiares.

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