¿Cómo saber cuándo pedir dinero prestado o no?

Hay ciertas situaciones en la vida que nos hacen sentir avergonzados o, según los casos, incluso avergonzados ante hechos, personas y valores. Sin duda, prestar dinero está por delante de muchos otros.

Probablemente, en algún momento de su vida, haya pedido ayuda a alguien o alguna institución financiera, o incluso haya sido abordado por familiares, amigos y empleados para hacer el papel de acreedor.

En ambos casos, sentimientos como la vergüenza y la angustia estuvieron presentes en esta ‘negociación’, y acabaron influyendo en sus decisiones. Las emociones pesaron mucho y la racionalidad financiera pasó a un segundo plano.

Después de todo, ¿cómo saber cuándo prestar dinero o no? En este texto te proponemos algunas reflexiones para que puedas tomar la mejor decisión a fin de preservar tus relaciones afectivas, sociales y económicas.

1 – GARANTÍAS

Cualquiera que solicite algo de dinero (o mucho) necesita aportar alguna garantía de que el dinero puede ser devuelto íntegramente en las condiciones en que se entregó (intereses, plazos y posibles multas).

Veamos algunos ejemplos. Empecemos por el hijo, hermano o primo que te busca en busca de dinero. Por parentesco, es posible que sepas si la persona está cumpliendo con sus deberes o no.

En determinados casos, es preferible no entregar nada para que un futuro impago no rompa los lazos familiares, tan caros hoy en día. De lo contrario, la posibilidad de incluir un pasivo más en su presupuesto es considerable.

El patrón que ayuda al trabajador tiene, en su poder, la posibilidad de retener parte del salario si no se cumple el contrato de préstamo que, vale recordar, siempre hay que formalizar.

Asimismo, el dinero no sale de la cuenta de ningún banco u otra institución financiera sin una evaluación crediticia adecuada. Evita a los que no oficializan el préstamo. Asegúrate: es una estafa.

2 – PREGUNTAS PERSONALES

Por supuesto, están esas situaciones particulares –y por qué no decir, personales– en las que se prescinde de la burocracia habitual en nombre de una amistad de muchos años o un ‘favor’ a un compañero de trabajo.

Esta situación es muy común entre padres e hijos, ya sea en la entrega directa de dinero en efectivo oa través de la banca, o incluso a través de préstamos de nómina, en los que el otorgante carga con los descuentos y, quién sabe, con las pérdidas.

Por muy altruista que pueda parecer este apoyo paternal, fraterno o social, es importante que la persona que presta sea consciente de que ese dinero puede no devolverse por diferentes motivos que se ajustan a cada caso.

3 – CRITERIOS Y RIESGOS

Por tanto, si estás dispuesto a hacer estas generosidades, inclúyelo en tu presupuesto para no correr el riesgo de depender de este dinero para otros compromisos futuros. Si corresponde, inclúyalo en la columna de ‘donaciones’.

Pero, claro, puedes reclamar tu papel de acreedor y, a pesar del parentesco y la camaradería, acercarte al compromiso de devolver las cantidades, aunque sea en plazos y plazos más generosos, en los días convenidos.

Máxime cuando el valor de las relaciones afectivas involucradas en esta operación de préstamo es muy superior al monto monetario manejado en ese momento. Incluyendo la parte que pide dinero, para que no pierdan a alguien que creen querer por tan poco.

4 – SIEMPRE TENGA ESTO EN CUENTA…

Por todo lo anterior, es probable que puedas analizar mejor la hipótesis de buscar a alguien para prestar dinero o entregarlo, incondicionalmente, a quien venga a buscarlo entre tus familiares y amigos.

Dependiendo de la situación, buscar una institución financiera es la mejor manera, incluso si implica costos de interés más altos. Mejor pagar incluso más que tener al que amamos menos por pérdidas económicas.