¿Qué hacer si no hay productos en las estanterías?
En vísperas de un proceso electoral feroz, los votantes consumidores han sentido en sus bolsillos y en su mesa cómo las narrativas políticas asociadas a las iniciativas de empresas y comerciantes tienen un impacto en la falta de productos en las estanterías.
Basta con darse un paseo por hipermercados, supermercados y, sobre todo, mercados de barrio para comprobar con qué frecuencia han aparecido espacios donde deberían estar disponibles los productos.
La reducción de la oferta impacta directamente en el bolsillo del consumidor, que acaba comprometiendo su presupuesto al tener que recurrir a marcas y opciones más caras de las que está acostumbrado a comprar para no quedarse sin existencias.
Ante esta realidad que se vive desde hace años en Argentina, la pregunta que se hacen los clientes es: ¿qué hacer si no hay productos en los lineales? Y también: ¿Cómo sustituirlos? ¿Dónde y cómo comprarlos? Y por ahí va.
CONTEXTO
Como si la economía debilitada en sí misma no fuera suficiente, algunos nuevos ingredientes preelectorales han empeorado aún más las opciones de compra de muchos productos en los supermercados en las últimas semanas.
El precio del dólar se disparó tras la ventaja obtenida en las urnas por el candidato a la presidencia de la República, Javier Milei, mientras el peso sufrió una fuerte devaluación por parte del ministro de Economía y competidor por la Casa Rosada, Sergio Massa.
A esto se suma el ‘techo’ de ajuste mensual del 5% mensual para más de 1.500 productos del Programa Precios Justos. Coincidencia o no, estaban entre los más ausentes en varios supermercados de la capital, por ejemplo.
Multinacionales estadounidenses como Coca Cola y Pepsi, por ejemplo, se encuentran entre las más de 700 empresas representadas por la AmCham, que indicó costes de producción entre el 15% y el 35%, es decir, muy por encima de la “tabla” gubernamental.
¿EXISTENCIAS?
Ante el vaivén de precios de compra y venta, lo que se ha visto en Argentina es una situación que roza el cinismo: las empresas señalan la venta de productos a precios justos y simplemente no los ofrecen.
Para los revendedores, la situación no es la más sencilla: compras, por ejemplo, un producto a 10 pesos, lo vendes a 15 y, a los pocos días, te das cuenta de que ha habido una pérdida. La ganancia no vendría aunque se vendiera por 20 pesos.
Ante esta pérdida, muchos comerciantes optan por ahorrar en lugar de tener que vender “más barato”, acumulando stock con la esperanza de mejores ventas futuras mientras las fechas de vencimiento van en contra del tiempo.
¿Cómo hacer un presupuesto enfocado al ahorro?
POBRE CONSUMIDOR…
En medio de todo esto, acudimos todos los meses al supermercado, ya sea de forma presencial o remota. No importa: todos necesitamos adquirir productos básicos para el día a día, especialmente alimentación e higiene.
¿Y que hacer? Bueno, analicemos las alternativas disponibles:
- Utilice el producto menos costoso disponible
- Buscar el producto en otra tienda
- Organizar compras colectivas al por mayor con familiares y amigos.
- Comprar directamente de la fábrica o productor, cuando sea posible
- Reemplaza lo que quieres comprar con algo similar
- Búsqueda de productos fuera del país (para quienes viven cerca de las fronteras)
- Produzca lo que necesita comprar
En cuanto a esta última opción, vale la pena considerar que se trata de productos que puedes proporcionar en casa, especialmente los relacionados con frutas y verduras, como ejemplo.
También existe, vale recordar, una alternativa que ha sido cada vez más común entre los más afectados por la hiperinflación argentina:
- No comprar
Esta condición, de apoyo asistencial a las necesidades más básicas, está relacionada con que una parte importante de la población se encuentre entre los excluidos de la dignidad mínima de ciudadano: el derecho a poder comprar lo que necesita.
En estas circunstancias surge otra alternativa:
- Para compartir
Lo que te sobra de lo que puedes comprar y no necesitas, puedes donarlo a quien lo necesite. Ante tanta avidez de lucro, simples gestos de solidaridad marcan la diferencia en la economía benéfica.