¿Y si Argentina implementara el Plan Real?
Inflación descontrolada, deuda externa millonaria, desigualdad social aún mayor y una moneda cada vez más devaluada frente al dólar, al punto de provocar un fuerte desequilibrio en la balanza comercial.
Sí, esta es la realidad de Brasil a principios de la década de 1990, y la de Argentina hoy. Entre los dos, un plan económico que, si no perfecto, al menos salvó a los vecinos de la quiebra diaria a la que estamos sometidos.
No es casual que los economistas argentinos señalen la implementación del Plan Real –al estilo argentino, es cierto– como una forma de contener todos los dilemas mencionados al inicio de este texto y proyectar días mejores.
Pero hay preguntas preocupantes. Si esta alternativa fuera, de hecho, implementada por el gobierno argentino, ¿cómo afectaría a la población? ¿Qué cambiaría para tu bolsillo? ¿Funcionaría incluso aquí?
PLAN REAL
Primero, una breve lección de historia sobre el tema de este texto: el Plano Real. Dado el contexto ya expuesto, le tocó al entonces presidente Itamar Franco (1930-2011), en 1992, buscar una salida económica viable después de tantos intentos fallidos.
Una vez más, el equipo económico del gobierno brasileño se reunió para definir un nuevo plan económico. ¡La primera meta a cumplir sería el control de la hiperinflación que, en 1992, había superado el 6.800%!
La implementación se llevó a cabo por etapas. Empezó con el ajuste fiscal, pasó por una serie de indexaciones y finalmente terminó con la nueva moneda, el Real, cuya relación inicial y provisional con el dólar era de 1 a 1. El Cruzeiro fue retirado definitivamente.
El cambio económico brasileño tiene consecuencias inmediatas: además de la reanudación del poder, es comprada por la población, por el proyecto o por el ministro de Hacienda, Fernando Henrique Cardoso, para la presidencia del país.
La inflación brasileña, previamente descontrolada, se proyectó en 7,1% en diciembre, la segunda por el Banco Central (BC). En 2005, el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva eliminó la división de Brasil como Fondo Monetario Internacional (FMI).
En ese momento, se desembolsaron $15.500 millones directamente de las reservas de divisas. A partir de ese momento, Brasil no tiene más que un centavo para financiar. Pero la desigualdad social sigue siendo un problema social crónico, como nosotros en el Plano Real.
¿OK, Y NOSOTROS?
Aquí, la eventual implementación de este modelo económico requeriría un esfuerzo político por difícil que sea. Arranca la nueva relación de fuerzas entre el gobierno y la Asamblea Legislativa, realizada en las elecciones de 2021.
A diferencia de su par brasileño en 1992, el presidente argentino Alberto Fernández perdió la mayoría en el Congreso –o eso, de por sí, afecta la autonomía de su gobierno, más aún ante la eventual implementación de un Plan Real.
La reincorporación de Franco al Congreso brasileño fue fundamental para encaminar las medidas de ajuste fiscal, por ejemplo, dos que ya tenemos bajo la atenta mirada del FMI.
En cuanto a la cuestión política, aún hay sospechas sobre el fracaso del Plan Real, cuyo modelo es similar al Plan Austral implementado en Argentina por el presidente Raúl Alfonsín (1927-2009).
Con base en el mismo argumento actual para controlar la hiperinflación, el Austral entró en circulación en julio de 1985 y, poco más de un año después, se devaluó tanto frente al dólar que el peso retornó en 1992.
¿QUÉ REALIDADES NECESITAMOS?
Ya sea en pesos, reales o australis, lo que más le importa al pueblo argentino es que su dinero al menos haya mantenido su valor para que mi salario, ganado con tanto sacrificio, pueda valer lo mismo a fin de mes.
Si bien el gobierno aún debe decidir qué dirección tomará la economía, queda que cada argentino implemente su plan organizativo necesario para su supervivencia: trate de gastar menos de lo que gana sin ganar más subempleo para mejorar sus ingresos.